miércoles, 31 de octubre de 2007

Sexualidad en el psicoanálisis

La concepción freudiana del deseo sexual es mucho mas amplia que la corriente, abarca todas las actividades placenteras que tiene que ver con los genitales y también las que tienen que ver con otras zonas corporales: zonas erógenas, la manipulación de ésta alivia la tensión. En el desarrollo de la sexualidad humana la apertura de las zonas erógenas es muy importante ya que genera la entrada de placer en el psiquismo, las principales son la oral, la anal y la falica, aunque cualquier parte de la superficie del cuerpo puede convertirse en centro excitatorio que demande alivio y proporcione placer, en un principio son parciales y autoeróticas pero luego se subordinan a la primacía genital y a la búsqueda de un objeto no incestuoso de amor. Entonces el sentido de nuestros actos es sexual porque la fuente y la meta de las tendencias pulsionales son sexuales. Estas tendencias nacidas en una zona erógena del cuerpo aspiran al ideal (incesto) y tropiezan con la represión y se exteriorizan finalmente en actos sustitutivos del acto incestuoso.

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